Entre niebla y lluvia, despertando muy temprano

Isaac y Meztli son dos de mis amigos más cercanos. El mes pasado viajamos juntos a la Huasteca Potosina, en específico a Xilitla. Moríamos de ganas de conocer el jardín escultórico de Edward James.

Fuimos los primeros en la fila de una mañana lluviosa y brumosa. En vez de que eso perjudicara la experiencia la hizo más intensa; le dio una vibra mística que no esperábamos.

A pesar de haber visto el jardín en miles de fotos, no fue hasta estar ahí que pude dimensionar lo grandioso del lugar. Es vasto, húmedo, es envolvente. Estás completamente rodeada de selva. Los cerros que rodean el jardín están tan altos y empinados que parece que estás dentro de un sueño de Inception y que el horizonte se está doblando hacia ti. No sé si Edward James consideró este factor para decidir que ese era el lugar destinado a convertirse en su paraíso surreal, con la naturaleza contribuyendo incluso de construir alguna escultura.

Más allá del Castillo (que es hermoso), hay muchísimas construcciones más, y es gracias a lo tupido de las plantas que ninguno compite visualmente contra otro; cada escultura es un espacio aparte, embelesándote una cosa a la vez. De verdad que es de los sitios más especiales que me ha tocado experimentar en la vida.

Gracias amigos por ser mis modelos y gracias Cacha por volverte mi asistente. Y gracias sobre todo, por haber podido compartir juntos este viaje tan bonito...¡Que se repita!